LECTURA EN ESPIRAL DE “CARACOL” (RUBÉN DARÍO, 1905)
/Caracol é uma casa que se anda e a lesma é um ser que se reside.
Manoel de Barros
1. DESINTRODUCCIÓN
A pesar de que “Caracol” [1], incluido en la sección “Otros poemas” de Cantos de vida y esperanza (1901), es un poema notable, la abundante crítica sobre Rubén Darío no ha mostrado mayor interés por él. Salvo algunos comentarios fundamentales, como los de Gustav Siebenmann [2] o Antonio Pagés Arraya [3], la lectura escolar de “Caracol” — basada esencialmente en la aplicación rigorosa de las reglas de la métrica, tan cara a Darío — eclipsa las peculiaridades del texto.
Las circunstancias que circundan al poema no son, en primer lugar, extrañas para el/la lector(a) experimentado(a), porque el contexto marino es el contexto de un número considerable de poemas a lo largo de la obra de Darío. Son de esto ejemplo “Marina” (Prosas profanas y otros poemas, 1896), a partir del cual evidencio la figura de Orpheu [4], y el homónimo “Marina” (CVE, 1905) [5], que comparte con “Caracol” la referencia a la figura de Europa y, según Arraya, la referencia al mar a través del recurso de la mitología griega [6]:
velas purpúreas de bajeles
que saludaron el mugir del toro
celeste, con Europa sobre el lomo
que salpicaba la revuelta espuma. [7]
“Yo soy aquel”, "Lo fatal", "Helios", "Nocturno", "Amo, amas" (CVE, 1905) también comparten con “Caracol” aspectos obvios, como el uso del polisíndeton, acentuado, por el ejemplo, de cuatro y en sólo dos versos (12 y 13); un ejemplo perfecto del crescendo adaptado al poema. “XV” (CVE, 1905) y “Caracol” dialogan, por lo demás, axiomáticamente: “y el ritmo que en nuestro pecho/ nuestro corazón mueve,/ es un ritmo de onda de mar” [8].
El ritmo, la voz órfica, o la canción universal escuchada por los vates, sugiere la idea de la poesía como lo que es susurrado a los oídos del/de la creador(a) por las Musas. Sustentados por la conocida retórica platónica, Siebenmann y Arraya resumen lo obvio: la melodía divina y unificadora, y más unificadora que divina, es la base de la creación literaria. Y al resumir lo obvio, se enfocan, a nivel de la forma y del contenido, en el aspecto sonoro del texto que, además de estratégico y consistente, evidencia, según ellos, la cualidad de “Caracol” entre los sonetos de Darío.
La importancia de la dimensión sonora de “Caracol” es, de hecho, central para el entendimiento del texto en dos niveles, pues el catálogo de vocablos, que refuerzan los declarados, internos y previsibles juegos rítmicos (“oro”, “toro”; “finas”, “divinas”) — primer nivel —, pertenecen al mismo universo lexical (“caracol sonoro”; “eco”; “oídos”) — segundo nivel. La acumulación de vocablos, cuyo significado está estrictamente ligado al sonido, no sólo amplifica el nivel sonoro externo de la composición, sino que permite la asociación gradual y figurativa entre su dimensión sonora y su menos evidente dimensión visual. La asociación léxico-sonora entre, por ejemplo, “caracol sonoro”, “eco” y “oídos” y la extensión de esta asociación a expresiones lexicalmente distantes (“ondas”; “dianas marinas”; “nave Argos”, “Jasón” o “corazón”), pero visualmente cercanas, es progresivamente espiral.
La sugestión visual de “caracol”, “ondas”, “oídos” y “vientos” — verbal, imaginaria o real — se encaracola mientras el poema avanza. El avance encaracolado del poema garantiza la interpretación de expresiones más rebuscadas, como “dianas marinas”, “nave Argos” o “Jasón”, pues la forma de las anteriores guía la lectura de las siguientes. Y voy por orden: la insinuación metonímica de la forma del arco de Diana y sus extremidades espirales, así como por lo menos una de las extremidades de la nave Argos, cuyo molde encaracolado se asemeja a los cuernos del carnero y, más tarde, a los cuernos del vellocino de oro (chrysómallon déras) buscado por Jasón y los argonautas culminan en la imagen vívida de las venas encaracoladas del corazón.
2. APLICACIÓN PRÁTICA DE LAS CONSIDERACIONES PRESENTADAS EN LA DESINTRODUCCIÓN [9]
En la playa he encontrado un caracol de oro
macizo y recamado de las perlas más finas;
Europa le ha tocado con sus manos divinas
cuando cruzó las ondas sobre el celeste toro.
He llevado a mis labios el caracol sonoro
y he suscitado el eco de las dianas marinas,
le acerqué a mis oídos y las azules minas
me han contado en voz baja su secreto tesoro.
Así la sal me llega de los vientos amargos
que en sus hinchadas velas sintió la nave Argos
cuando amaron los astros el sueño de Jasón;
y oigo un rumor de olas y un incógnito acento
y un profundo oleaje y un misterioso viento ...
(El caracol la forma tiene de un corazón.)
[1] Rubén Darío, Cantos de vida y esperanza (CVE), ed.: Marcelo Perazolo, s/l, LibrosenRed, 2008.
[2] "Reinterpretación del modernismo", Spanish Thought and Letters in the Twentieth Century. An International Symposium Held at Vanderbilt University to Comemmorate the Centenary of the Birth of Miguel de Unamuno (1864-1964), Nashville, Tennessee, Vanderbilt University Press, 1966, pp. 503-505.
[3] “Revelación y mito en un soneto de Darío”, Revista Iberoamericana, v. XXXV, n. 69, Septiembre-Diciembre, 1969, pp. 441-458. Accesible aquí: http://revista-iberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana/article/viewFile/2369/2562.
[4] La figura de Orpheu no está directamente mencionada en “Caracol”, pero la de Jasón, sí; y, como sabemos, Orpheu lo ha acompañado durante el viaje de los argonautas en busca del Vellocino de Oro.
[5] “Marina” y “Caracol” constituyeron, además, un conjunto titulado “Junto al mar”, publicado en Caras y caretas de Buenos Aires (18 de abril de 1903).
[6] Cito: “el mar aparece simbolizado en ese caracol singularísimo ofrecido maravillosamente al poeta y que inmediatamente remonta su imaginación al mito: Europa, la hija de Agenor, rey de Tiro, va sobre las espaldas de Zeus, mientras éste, en forma de toro, nada hacia Creta”, Op. cit., 1969, p. 444.
[7] CVE, p. 72.
[8] CVE, p. 66.
[9] Todos los dibujos son creaciones originales de Patrícia Lino.