Antonio Gamoneda, de «Canción Errónea»
/«A leiteira» de Jan Vermeer, ca. 1657-1658
Tradução: João Moita
O leite entra nas profundidades côncavas, o leite urdido nos rosados
úberes de grandes vacas silenciosas. São torpes as vacas silenciosas. Fazem,
porém, doação muito branca
à paixão enferma
de viver.
Viver: avançar cegamente
para o grande sono branco.
Suportado por mãos inocentes, sempre
o leite desce do cântaro habitado por sombras
até à fraternidade do pão no seu leito de vimes
e na sua descida traz uma assistência que convém ao cansaço
do nosso corpo transitivo.
Jan Vermeer
pôs nas mãos de uma antiga rapariga
estas suaves matérias que nos perdoam e
nos permitem repousar vertebrados, desconhecer, mentir,
envelhecer,
ignorar por algum tempo a afiada pureza
dos limites.
Antonio Gamoneda, Canción Errónea, pp. 77-8
La leche entra en las profundidades cóncavas, la leche urdida en las
rosadas ubres de grandes vacas silenciosas. Son torpes las vacas silenciosas.
Hacen, sin embargo, donación muy blanca
a la pasión enferma
de vivir.
Vivir: avanzar ciegamente
hacia el gran sueño blanco.
Sostenida por manos inocentes, la leche
baja sempre del cántaro habitado por sombras
a la fraternidade del pan en su lecho de
mimbres
y en su descenso trae una asistencia que conviene al cansancio
de nuestro cuerpo transitivo.
Jan Vermeer
puso en las manos de una muchacha antigua
estas suaves materias que nos perdonan y
permiten reposar vertebrados, desconocer, mentir,
envejecer,
ignorar algún tiempo la afilada pureza
de los limites.